lunes, 27 de octubre de 2014

Reflexión sobre el estado del Testing Psicométrico en nuestro país

Recientemente he publicado en el blog de mi IIC un post continuación del anterior sobre Trending Topics de la Evaluación Psicométrica en el que  realizo una reflexión respecto de la situación que tenemos en nuestro país. Como en anteriores post si quieres leer el contenido completo te sugiero lo hagas en el blog del IIC, y si quieres una lectura resumida del mismo.....aquí la tienes:

El nivel del Testing Psicométrico en España en cuanto a intereses y contenidos está en línea (o incluso, en algunos casos, a la vanguardia) de los desarrollos presentados en el congreso de la International Test Commission (ITC). Disponemos, sin duda, de un buen bagaje en las áreas de trabajo que presenté como Trending Topics de la Evaluación Psicométrica.
Idea 1. En el campo de la aplicación de nuevas tecnologías y modelos psicométricos se pueden encontrar ya soluciones innovadoras relacionadas con la seguridad en los contextos de Internet Testing (Test de Verificación de eCat); también respecto de la emergencia de nuevas habilidades son muy interesantes los desarrollos realizados por el IIC en la evaluación de habilidades como «Trabajo en equipo», pues, adicionalmente a la medida individual, estamos integrando la medida en red de los colaboradores. Es también relevante el trabajo que viene desarrollando el Grupo Actual para la utilización de los serious games y la gamificación en la evaluación de competencias. También el desarrollo de modelos psicométricos complejos estamos bien posicionados con trabajos de nivel internacional en la aplicación de modelos para la corrección de los test ipsativos, la generación de modelos de diagnóstico cognitivo para la puntuación de test de juicio situacional en la evaluación de competencias, o la generación de modelos para administrar y puntuar test de respuesta «construida» en el contexto de evaluación de la inteligencia. 
Idea 2. Los retos y oportunidades que brinda la evaluación en contextos internacionales y el desarrollo técnico-metodológico de la evaluación en contextos multilingües y multiculturales, es uno de los aspectos fuertes en los que se ha desarrollado un extraordinario trabajo de baremación y adaptación de test, primero, a nuestro entorno y, después, al contexto latinoamericano de la mano de los expertos de TEA Ediciones, 
Idea 3. Finalmente no hemos sido ajenos a la regulación de las prácticas y a la generación de estándares para la evaluación a través de la Comisión de Test del Consejo General de la Psicología de España y del servicio de Evaluación de los Test publicados en España. 
En breve más.....sobre Social Media y Selección de Personal.....

miércoles, 10 de septiembre de 2014

A vueltas de nuevo con el oficio …..trending topics de la evaluación psicométrica

De nuevo a la carga tras un parón más extenso de lo que me hubiera gustado……vuelvo a escribir en mi blog para compartir aquello en lo que ando metido.

Y es un placer comenzar con algo a lo que dedico gran parte de mis esfuerzos: la evaluación en entornos organizacionales. A principios de Julio de este año tuve la oportunidad de asistir a la novena conferencia de la International Test Comission que se celebró en San Sebastián (en un marco incomparable, mira que es bonita esta ciudad). Allí coincidimos académicos y profesionales tanto de procedencia internacional como nacional (algo menos a pesar de celebrarse en España) que hemos hecho del campo de la evaluación y el testing nuestro oficio.

En el blog del Instituto de Ingeniería del Conocimiento he publicado un post en el que describo con algo más de profundidad que aquí mis reflexiones al respecto. Animo al lector interesado a que se acerque por allí: creo que no le decepcionará.

Para aquellos interesados en una lectura rápida aquí va un resumen.

A mi modo de ver cuatro áreas de trabajo aglutinan los mayores esfuerzos en la evaluación psicométrica:

  • La aplicación de nuevas tecnologías y modelos psicométricos en el testing.
  • Retos y oportunidades que brinda la evaluación desarrollada en contextos internacionales.
  • Desarrollo técnico-metodológico en el ámbito de la evaluación en contextos multilingües y multiculturales.
  • Estándares y recomendaciones para las buenas prácticas evaluativas para profesionales y académicos.


Sobre ellas se desarrollaron buena cantidad de contenidos: metodologías, casos, innovaciones técnicas, reflexiones teóricas….que mostraron que (en mi opinión) el campo del testing goza a nivel internacional de buena salud.

A pesar de ello dos cuestiones que creo de interés no aparecen aún en la agenda de la investigación psicométrica: la utilización de los Social Media como herramientas evaluativas y la utilización de la tecnología en el desarrollo de nuevos tipos de test e ítems. Son dos cuestiones en las que el ámbito aplicado ya comienza a trabajar con cierta potencia y que, sin duda, nos llevará a dedicar mayores esfuerzos de investigación por nuestra parte.

Para finalizar dos conceptos que, unidos, ofrecerán soporte para el constante desarrollo de la evaluación: tecnología y computación.


miércoles, 6 de noviembre de 2013

Internet Testing: aplicando las soluciones de Control de Acceso al negocio de la evaluación por internet.

En un post anterior, y más recientemente en una tribuna redactada para el periódico digital RRHH Digital.com, incidía en la importancia que el Internet Testing va adquiriendo en los procesos selectivos de la mayoría de las grandes compañías. Sin duda un camino sin vuelta atrás, en el que, unida a las grandes ventajas que aporta en términos de coste y flexibilidad, aparece la cuestión de la seguridad bajo la que se hacen las evaluaciones. En ese sentido la comisión internacional para el uso de los test (International Test Commission, ITC) establece cuatro categorías de administración de test informatizados a través de internet.

1.                 Administración abierta y no protegida. Cualquier persona puede acceder al test. No existe identificación del usuario ni tampoco ninguna actividad de protección del test.
2.                 Administración no protegida pero controlada. El acceso al test se controla mediante la utilización de un usuario y clave específico.
3.                 Administración protegida localmente. El acceso al test también se controla mediante usuario y clave y, además se controla mediante alguna herramienta o profesional que la persona que accede al test es la que debe ser.
4.                 Administración completamente gestionada. A las anteriores características se une la de que la sesión de evaluación se realiza controlada localmente en algún centro de administración de test, lo que garantiza la máxima seguridad del banco de ítems y del desarrollo del proceso.
Ante este problema diferentes soluciones han comenzado a desarrollarse desde el campo de la psicometría. Adicionalmente a ello no podemos descartar mecanismos de control físico que están siendo utilizados con éxito en contextos tales como el control horario de personal o la seguridad física.

Un vistazo de la tecnología desarrollada por las compañías dedicadas a la seguridad nos abrirá claramente un sinfín de posibilidades (véase por ejemplo la página de controlador de accesos Cucorent). En ella me queda claro que el control biométrico de la identidad de un candidato (por ejemplo mediante sistemas de reconocimiento facial) será una herramienta de enorme importancia en el corto plazo para apoyar a las compañías que optan por realizar sus procesos de evaluación mediante modelos de Internet Testing.
Ya existen algunos desarrollos en los que en tiempo real mientras el candidato realiza las pruebas de evaluación, se graba la sesión a través de la cámara de un portátil y un responsable del proceso puede controlar en su pantalla las evoluciones de los candidatos. Sin embargo modelos más sofisticados parece que son imprescindibles. Por ejemplo, la inclusión de modelos matemáticos que permitan identificar el rostro del evaluado y emitir una alerta en caso de que se detecte algo sospechoso parecen más eficaces que tener necesariamente que visualizar la sesión de evaluación completa (aunque sea remotamente).

Aquí tienen más información sobre la ITC, la International Test Commission

martes, 19 de febrero de 2013

Comprometido con el bienestar II. El contexto interno: nuestra gestión de las personas y su trabajo.

Reconozco que no soy capaz de ofrecerles ahora mismo un decálogo claro, relevante, y magnífico sobre qué hacer desde la gestión de personas para generar bienestar en el trabajo: escapa a mi nivel de conocimientos. Pero déjenme que les comparta estas reflexiones tomadas de aquí y de allá sobre algunas cuestiones que me parecen relevantes y, creo, actuales a más no poder.

Mi primera reflexión tiene que ver con el compromiso. Cuando nos comprometemos con lo que hacemos: lo hacemos mejor, le encontramos sentido y nos sentimos bien. Sin duda, un aspecto fundamental para el bienestar. Este compromiso se aborda desde un nivel “macro” a través de las prácticas generales de la organización y, también, desde un nivel “micro” a través del ejercicio del liderazgo de los equipos de trabajo. Es decir, a través del jefe. La organización delega en el jefe la gestión de una parte importante del compromiso de las personas. Conceptos como la justicia, la equidad y el reconocimiento cobran aquí un significado especial (no se pierdan el seguimiento exhaustivo que sobre reconocimiento realiza Antonio Delgado en el blog de Bravo!) Ya que de la percepción que tengamos de ellos valoraremos la medida en que la organización cumple con su parte del contrato psicológico que tenemos establecido. Y, a menudo, los jefes adolecemos de las habilidades necesarias para hacer que la cosa funcione. En otro post hablaba del tema (diferente compromiso, diferentes resultados). y la idea básica que traigo ahora es que la gestión de las personas basada en el autoritarismo, el férreo control, la burocracia y, en gran medida, el miedo, es pobre, cortoplacista y solo acreedora de “descompromiso”. Es decir de malos resultados en el largo plazo. Y sí, el largo plazo, pensar en el compromiso es pensar mirando el futuro: y es que el futuro nos ayuda a realizar el presente. Es por tanto para mí claro que la gestión de las personas debe enfocarse desde el punto de vista del compromiso (a un nivel macro desde prácticas eficientes de compensación de la aportación de las personas y a un nivel micro desde la gestión sincera y desarrollo de las personas a través del ejercicio de un liderazgo auténtico.

La segunda cuestión es la relacionada con el énfasis en la valía de las personas. Hace ya tiempo que Juan Huarte de San Juan en su Examen de Ingenios para las Ciencias nos dejaba ver cómo no todos tenemos los mismos ingenios y que, a la vez, todos tenemos alguno. El formato actual de esta aproximación queda bien reflejado en el trabajo de Ken Robinson alrededor de “El elemento”. La idea fundamental es muy sencilla e intuitiva: nos sentiremos satisfechos si podemos hacer aquello que nos distingue y para lo que tenemos una especial habilidad. No digo yo que una organización tenga que actuar única y exclusivamente en proporcionar a sus empleados posibilidades para desarrollar sus “elementos” pero de ahí a la triste realidad que nos toca vivir hay todo un gradiente de posibilidades. Este fenómeno es especialmente cruel con aquellas personas cuya valía se sale de los parámetros normales, es decir para aquellas personas que se salen de la mediocridad. Personas muy creativas, con mucha iniciativa, emprendedoras por naturaleza, difíciles de someter a un estricto modelo jerárquico, viven su particular via crucis y son castigados al representar un ataque a la coherencia de la mediocridad. Sin embargo vayan a una charla sobre competitividad en cualquiera de los acreditados foros a los que solemos acudir, los gurús les dirán que para salir de la crisis necesitamos personas creativas, emprendedoras, arriesgadas, con iniciativa y entusiasmo. Pero este fenómeno de no identificación de la valía de cada uno no es exclusivo de los no-normales. A mi modo de ver se extiende en gran medida por toda la superficie organizacional. No es extraño encontrar personas con talento comercial que viven atadas a la burocracia de la escritura “en el formato adecuado” de los mil reportes necesarios para justificar su actividad; a personas con ningún talento para la visión estratégica pero que gracias a que han hecho bien otro tipo de trabajo técnico son bendecidas con la gracia del jefe para decidir sobre cuestiones para las que no tienen especial cualificación –ni talento-; en fin, suma y sigue. El esfuerzo invertido en ser sensatos con esta cuestión sin duda provocaría dos efectos claros: mayor competitividad de la organización y mayor satisfacción de las personas.

El tercer concepto que me me parece interesante es el de la alegría. Soy un firme convencido de que uno trabaja mejor cuando se divierte haciéndolo. Un punto de partida podría ser la idea de No Miedo expresada por Pilar Jericó en su ya clásico best seller empresarial. Empujándonos desde ahí, la idea sería favorecer al máximo la llegada a los estados de fluidez. Sin duda este hallar el “fluir” está estrechamente relacionado con la satisfacción de las dos anteriores cuestiones planteadas: el compromiso y el talento personal; pero también está relacionado con la idea de cómo están diseñados los puestos de trabajo. Al respecto ya nos enseñaron Hackman y Oldham que autonomía para realizar las tareas, variedad, identidad y significado en ellas, y retroalimentación sobre lo desarrollado eran aspectos críticos para generar un estado psicológico por el que se percibe satisfacción en la realización de la tarea. A ello añadiríamos el sentido: tener la percepción de que lo que hacemos tiene un “valor” nos hace también sentirnos alegres. Escribí sobre ello en un par de post acerca de la felicidad en el trabajo. Tampoco hay que hacer dejación de nuestras responsabilidades: tenemos que hacer desde dentro de nosotros para generar esta alegría y no morir lentamente.

En definitiva tres cuestiones –habrá mas- que creo fundamentales para desde el contexto interno de las organizaciones generar bienestar: compromiso, identificación de los talentos individuales y cultura de alegría.

En el siguiente post el contexto externo a la organización ¡!

lunes, 21 de enero de 2013

Comprometido con el BIENESTAR


Descubro ahora (tarde, dirán algunos) que las crisis nunca vienen solas. A la terrible crisis global que vivimos me he unido con la mía particular de los 40, lo que en una de sus consecuencias me ha llevado a tener en barbecho las entradas en este blog. Crisis esta última que, en lo que toca al blog, doy por zanjada con esta publicación.

Y ya sé que comienza a ser un tópico comenzar un post con la manida entradilla “en esta época de crisis…” pero créanme que así debía empezar.

En esta época de crisis en la que tenemos explicaciones diversas tanto sobre sus causas y raíces como sobre las hipotéticas soluciones, parece que en algo sí que coinciden la mayoría de los análisis eruditos: no se trata de una simple crisis económica sino que más bien estamos ante una crisis social y de modelo (tal vez haya sido precisamente la gestión que hacemos de la crisis económica la que nos ha llevado a ésta más profunda y más radical). Y con este planteamiento no es de extrañar que los más miremos hacia los valores, y que tratemos de encontrar en ellos algún tipo de asidero que nos permita hallar el camino en mitad de la tormenta (vaya aquí mi agradecimiento al equipo de Emilio Solís por recordarlo …. y trabajar sobre ello). Pero no voy a hablar de los valores en general, quiero traer uno en particular que, además, puede parecer que va a contracorriente: se trata del bienestar.

Digo lo de a contracorriente porque, lamentablemente, en muchas ocasiones se posiciona el bienestar como el polo opuesto de un continuo que comenzara con el trabajo arduo, riguroso, esforzado y productivo. Más bien al contrario, entiendo el bienestar como un anhelo legítimo que en gran medida me ayuda a ofrecer mi valía y sobre el que individuos e instituciones tenemos una importante responsabilidad.

Hablo del bienestar como un valor ya que puede ser comprendido como una meta estable, a largo plazo, que podemos perseguir para nosotros mismos y que, también, en nuestras diferentes responsabilidades podemos facilitar a aquellos que nos rodean.

El bienestar es entendido como la percepción subjetiva de las personas respecto de su satisfacción con los diferentes aspectos de la vida. Emerge actualmente como una prioridad social y política (la “Comission on the Measurement of Economic Performance and Social Progress” recomienda que los sistemas económicos de medición vayan progresivamente cambiando su foco de la medida de criterios de producción a la estimación de indicadores de bienestar). Y, sin duda, está fuertemente influido por el contexto socio-laboral de las personas.

¡El contexto socio-laboral! ¡Ya salió! Y es que nuestro modelo de trabajo, tanto en lo que tiene que ver con su filosofía (el trabajo es una fatalidad pero no nos queda más remedio que trabajar para vivir) como en aquello que toca con su operativa (la gestión de las personas y, por ende, de su desempeño) corre que se las pela en dirección opuesta al bienestar.

Y para muestra un botón: se estima que entre el 50 y el 60 % de las bajas laborales producidas en Europa están relacionadas con el estrés. Según la encuesta europea de empresas sobre riesgos nuevos y emergentes, el 79% de los directivos considera que el estrés constituye un gran problema en sus organizaciones y el 80% de los profesionales europeos opina que en los próximos cinco años aumentará de manera notable el número de personas que sufrirán estrés (breve artículo de Ángela Méndez al respecto en el periódico Expansión). El dramatismo de la situación es tal que los expertos denuncian que existe un alarmante incremento en el número de suicidios provocados por un entorno laboral enormemente deteriorado. En Francia la estimación más optimista es que 500 personas se quitan la vida anualmente por motivos laborales. Pero el estado de la cuestión parece ser peor: existen entre 200.000 y 240.000 tentativas de suicidio anuales por causas laborales de las que alrededor de 12.000 se consuman (ver la noticia en RTVE).

Vamos, que de bienestar, poco.

Por ello animo desde aquí a comprometerse con el bienestar.

¿Se puede saber qué hacemos para estar tan mal? ¿Qué podemos hacer? ¿Qué está en nuestra mano llevar adelante para ir cambiando el modelo? Ideas son bienvenidas.

A mi modo de ver, como adelanté anteriormente, la cuestión tiene que ver tanto con la filosofía con la que nos planteamos el trabajo …y la vida; como con las prácticas de gestión de las personas que formamos parte de una organización.

En próximos post me aventuraré con ambas cuestiones. No tengo la bola de cristal para dar la respuesta completa, exacta y veraz; pero algo se sabe al respecto.

Por cierto, ¿recuerdan aquello de sociedad del bienestar?

miércoles, 1 de agosto de 2012

Diferente compromiso, diferentes resultados

Estaba yo dándole vueltas al tema del compromiso de las personas con sus organizaciones cuando al recurrir a uno de los trabajos clásicos de Mathieu y Zajac (1990) se me ocurrió esta pequeña disquisición que quiero compartir.

He de decir en primer lugar que mi preocupación por el compromiso viene derivada de la falta de éste. Me explico, no de mi falta de compromiso, sino de la ausencia de éste como noticia, eslogan, motivo de conferencia, etc. La terrible situación socio-económica que vivimos actualmente parece haber enterrado el compromiso como concepto fundamental en la gestión de las organizaciones.

¡Ya no está de moda¡

Qué le vamos a hacer.

Resulta que yo que no voy especialmente a la moda traigo de nuevo la cuestión (no a primera plana que no me leen mucho pero sí a este blog).

El compromiso organizacional es un estado psicológico que refleja el vínculo que mantenemos con la organización para la que trabajamos. A nivel general podemos decir que cuando dicho estado es positivo tendemos a mantenernos en nuestra empresa y a ofrecer lo mejor de nosotros mismos para el logro de los objetivos organizativos.

A nivel general, está bien, sin embargo una mirada más en detalle de los antecedentes de este estado psicológico nos puede hacer ver cómo a diferentes compromisos, diferentes resultados.

El compromiso organizacional engloba diferentes aspectos que, sin ánimo de ser exhaustivo en la categorización, podrían clasificarse como (a) relacionados con nuestra relación afectiva con la organización –el compromiso afectivo-; (b) relacionados con los costes percibidos que asociamos a abandonar la organización –el compromiso de continuidad-; y (c) relacionados con la percepción que tenemos respecto de nuestra obligación para con la organización -el compromiso normativo-.

El compromiso afectivo está caracterizado por que el trabajador acepta firmemente y de manera convencida los objetivos y valores de la organización; está dispuesto a ejercer un esfuerzo considerable en beneficio de la organización y manifiesta un gran deseo de permanecer como un miembro de la misma.

El compromiso de continuidad refleja un análisis de costes/beneficios (se habla también de compromiso de cálculo) que realiza el trabajador sobre lo que gana o pierde si abandona su organización (dinero, comodidad, seguridad, ….).

Finalmente, el compromiso normativo refleja la convicción del trabajador de que está “obligado” a permanecer en la organización. Lo importante de esta aproximación es que esta obligación no está sustentada en las aportaciones de la organización sino en la presión cultural, social, familiar, que se ejerce sobre el trabajador.

Parece sensato pensar que las personas con un compromiso afectivo podrán generar resultados de mayor valor añadido para la organización que personas con compromiso de continuidad o normativo. ¿No creen?

Sin embargo, y ahora vuelvo a la crisis, el contexto en el que nos desempeñamos actualmente hace que los gestores le den mucho menos valor al compromiso afectivo -- el mercado laboral se encarga de mantener a las personas comprometidas a base de compromiso normativo y de continuidad--. Claro, el compromiso afectivo hay que generarlo -con buenas prácticas de gestión de personas, entre otras formas-, mientras que los otros dos nos vienen dados, sin hacer nada.

A pesar de ello sabemos que es el compromiso afectivo el que nos interesa. Así que, tal vez ahora más que nunca hemos de invertir en este tipo de compromiso.

lunes, 13 de febrero de 2012

Miedo, innovación, productividad, competitividad: a mí no me sale la cuenta.

Nos equivocamos de cabo a rabo. Esto así no funciona.

Recuerdo cuando en mi época de estudiante de bachillerato tocaba lidiar en la asignatura de filosofía con los silogismos: “si esto es así” y “esto también es así”, “aquello ha de ser necesariamente así”.

Por ejemplo:

Premisa 1: Si me duermo ahora no podré ir luego al cine

Premisa 2: Si no voy al cine me voy a aburrir por la tarde.

Conclusión: Si me duermo ahora me voy a aburrir luego por la tarde

Igual el desastre en el que andamos metidos y las recetas que se están tratando de aplicar no sirven y podemos razonarlo a partir de la metáfora del silogismo.

Premisa 1:

La salida de la crisis pasa necesariamente por tener un país con unas empresas competitivas. Esta competitividad descansa sobre una mayor productividad de nuestras organizaciones y sobre un nuevo foco de actividad alejado del ladrillo y de alto valor añadido a través de la innovación. Todo el mundo de acuerdo. ¿Verdad? Nos lo hemos dicho por activa y por pasiva. Por arriba y por abajo. Los de derechas y los de izquierdas. Los empresarios y los trabajadores.

Una vuelta de tuerca: para innovar y producir hace falta salir de la zona de confort y arriesgar algo en los planteamientos, en las formas de hacer, en el modo en el que abordamos los problemas. Hacer lo que siempre hemos hecho, de la misma forma, sin variar nada nos suele hundir y otras organizaciones se vuelven más competitivas que nosotros. También verdad ¿no creen? A poco que revisemos algo de literatura al respecto nos daremos cuenta de ello.

Muy bien, por acuerdo inter-jueces: premisa 1 verdadera.

Premisa 2:

Con miedo no hay innovación y no hay productividad. El tiro con arco es un deporte que requiere de una enorme precisión. Está demostrado que cuando un atleta de tiro con arco, en lugar de centrarse en “su rutina de acción” se centra en imaginar las consecuencias que tendrá para su carrera el no dar en el blanco, tiene mayor probabilidad de errar el tiro. ¿Les suena? El miedo nos hace necesariamente conservadores. El miedo, en muchas ocasiones, saca lo peor de nosotros mismos. A mí me pasa, cuando tomo una decisión con miedo normalmente me equivoco. El que no tenga algo de miedo que tire la primera piedra. Es verdad que el miedo tiene también su valor de adaptación. Pero ahora no se trata de adaptarse, se trata de salir del laberinto.

Lo terrible de la situación es que las políticas de gestión laboral que se están imponiendo desde hace más tiempo que el razonable llevan aparejadas un aumento del miedo de las personas. La gente va a trabajar con miedo: ya sea un operario, un directivo o un técnico único en su especialidad. Las políticas que estamos teniendo nos están convirtiendo en una sociedad miedosa. ¡Qué horror!

Creo que en esto, por muy doloroso que sea, también estaremos de acuerdo.

Conclusión: (por favor léase alto y claro): con esta política del miedo no seremos más competitivos.

Además,

La productividad la generan las personas. La innovación también. El que se queda sin trabajo es una persona. El que consume es una persona, el que da un crédito es una persona.

Basta de análisis económicos: lo que nos hace falta es entender que las sociedades y las organizaciones las forman las personas. A poca teoría psicológica que aplicáramos más nos luciría el pelo.

PD: puede ser un buen momento para releer NoMiedo de Pilar Jericó.
Pero esto para otro post.